sábado, 24 de marzo de 2012

LESIONES DE COSTILLAS

¿Qué es una lesión de las costillas?
Las 12 costillas que se encuentran a cada lado del pecho pueden sufrir una contusión o un tirón, o también se pueden fracturar o separar. Todas las costillas están conectadas con las vértebras (columna vertebral) en la espalda. Por delante, 10 costillas están conectadas al esternón por medio de cartílagos. Cuando se recibe un golpe directo en las costillas, éstas pueden sufrir una contusión o se pueden romper. También se puede lesionar el cartílago. Las costillas se pueden separar del cartílago que las conecta al esternón. Este desgarro del cartílago se llama separación costocondrial.

¿Cómo ocurre?
Las lesiones de las costillas se producen en general por un golpe directo recibido en el pecho. Las roturas se producen en general en la porción curva de la parte externa de la parrilla costal. La separación costocondrial puede ocurrir por un golpe en esa región del cuerpo, una caída, caer con fuerza sobre los pies o aun si tose o estornuda violentamente.

¿Cuáles son los síntomas?
Una lesión de las costillas produce dolor y sensibilidad en la región donde se produjo. Puede sentir dolor al respirar, moverse, reír o toser.

¿Cómo se diagnostica?
Su profesional médico le preguntará cuáles son sus síntomas, le examinará las costillas y le escuchará los pulmones. Es posible que le encargue una radiografía para ver si hay lesiones en las costillas o los pulmones, o para detectar hemorragias en los pulmones.

¿Cómo se trata?
Para que la lesión sane, el profesional médico le puede recomendar que:
  1. Repose.
  2. Se coloque hielo sobre la costilla lesionada por 20 a 30 minutos cada 3 ó 4 horas por 2 ó 3 días o hasta que desaparezca el dolor.
  3. Tome un medicamento antiinflamatorio o para el dolor recomendado o recetado por su profesional médico. Los adultos mayores de 65 años de edad no deberían tomar medicamentos antiinflamatorios no esteroides por más de 7 días sin aprobación de su profesional médico.
  4. Una faja costal limita los movimientos de las costillas al toser, respirar o mover el cuerpo de otras maneras. Esto ayuda a reducir el dolor. Si usa una faja costal, su profesional médico le recomendará que haga ejercicios respiratorios para prevenir complicaciones pulmonares.

¿Cuánto duran los efectos?
La contusión de costillas y separación costocondrial en general cicatrizan en 3 a 4 semanas. La fractura de costillas toma de 6 a 8 semanas en cicatrizar. Pregúntele a su profesional médico cuándo podrá volver a realizar sus actividades normales

¿Cuándo puedo volver a mis actividades normales?
Cada persona se recupera de su lesión a un ritmo diferente. Su vuelta al nivel de actividad que realizaba anteriormente dependerá de la recuperación de sus costillas y no de cuántos días o semanas han pasado desde que se produjo la lesión. En general, cuánto más tiempo tarde en iniciar su tratamiento después de tener síntomas, más tiempo tardará en sanarse. El objetivo de la rehabilitación es que pueda volver a realizar sus actividades normales lo más pronto posible. Si vuelve a sus actividades normales antes de tiempo, puede agravar su lesión.
Es posible que su profesional médico le haga sacar una radiografía para confirmar que el hueso se haya sanado antes de darle permiso para que vuelva a su actividad, sobre todo si es un deporte de contacto. Puede participar antes en actividades que no son de contacto si ya no siente dolor en las costillas ni le duelen al respirar.

¿Cómo puedo prevenir una lesión de las costillas?
Las costillas se lesionan en general por accidentes que no se pueden prevenir. No obstante, cuando practique deportes de contacto como fútbol americano, es importante que use el equipo protector adecuado.


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domingo, 11 de marzo de 2012

Síndrome del piramidal o piriforme

Síndrome del Piramidal, piriforme o piriformis
Estiramientos del Piramidal
Estrategias detalladas del tratamiento para la prevención
y tratamiento del síndrome de Piramidal
El síndrome del piramidal o piriforme es una condición en la cual el músculo piramidal sufre una contractura o espasmo, e irrita el nervio ciático que pasa por debajo. Esto causa dolor en la región glútea y puede incluso dar lugar a dolor referido en la parte posterior y distal del muslo. Los pacientes se quejan a menudo de dolor profundo en de la cadera las nalgas.
Cuál es el músculo piramidal o piriforme
El piramidal es un músculo pequeño situado profundamente dentro de la región de la cadera y de la región glútea. Se inserta, por dentro, en la cara anterior del sacro y ligamento sacrotuberoso y el margen superior del foramen ciático mayor, y por fuera con el borde superior del trocánter mayor del fémur. Conecta el sacro (la región más baja de la columna) con el fémur (hueso del muslo). Cuando la cadera está en extensión, su función es rotador externo sin embargo, con la articulación de la cadera flexionada el músculo se convierte en abductor del fémur.
Antomia
Como se puede ver en la figura anterior, hay muchos músculos y tendones que componen la región de la cadera y de las nalgas. El glúteo mayor y el medio han sido seccionados par ver mejor el músculo piramidal y su relación con el nervio ciático mayor, que sale de la pelvis por el agujero obturador y por debajo y en ocasiones a través del piriforme (1-10% de los casos). En la figura siguiente se ve la situación anatómica desde la parte anterior y posterior de la pelvis.
Vista anterior de la pelvis
Vista posterior de la pelvis
Qué causa el síndrome del Piramidal
El síndrome del Piramidal es causado predominante por un acortamiento o una contractura del músculo piramidal, y mientras que muchas causas pueden contribuir a esto, todas pueden ser categorizadas en tres grupos principales: Sobrecarga (o errores del entrenamiento), insuficiencias biomecánicas o traumatismos. En otras ocasiones se desconoce la causa por la cual el pisciforme comienza a irritar el nervio ciático; el caso es que cuando este músculo sufre un espasmo comprime el nervio ciático contra la pelvis ósea.
Sobrecarga (o errores del entrenamiento): El síndrome de Piramidal se asocia comúnmente a los deportes que requieren mucha carrera, cambios de dirección o actividades con soporte de peso. Sin embargo, el síndrome del piramidal no sólo se da en atletas. De hecho, una proporción grande de casos divulgados ocurre en la gente que lleva una forma de vida sedentaria. Otras causas de la sobrecarga incluyen:
  • El ejercitar en superficies duras, como el cemento;
  • El ejercitar sobre tierra desigual;
  • El comenzar programa del ejercicio después de un período largo de descanso o inactividad;
  • Aumento intensidad o duración del ejercicio demasiado rápidamente;
  • El ejercitar usado zapatos muy usados o mal adaptados;
  • Atletas de “fín de semana” con un inadecuado ejercicio de calentamiento y estiramiento y por otra parte un sobreuso durante la actividad. En estos casos el piriforme se irrita y sufre un espasmo.
  • El permanecer sentado durante largos períodos de tiempo. En estos casos el músculo piriforme sufre una contractura y comprime el nervio ciático.
La región donde se ubica el músculo piriforme es una zona muy requerida en el gesto de la zancada amplia y también en los impactos que por irregularidades del terreno o por fuerte ritmo de entrenamiento sufre el corredor de fondo. Todas las tensiones del final de la columna se transmiten hacia las piernas a través de la pelvis y la cadera, y es aquí donde precisamente tiene protagonismo el músculo piriforme. En posición erecta o de pie este músculo rota la cadera hacia afuera y separa el muslo del centro del cuerpo, por lo que una excesiva tensión de la columna puede sobrecargar su base, el hueso sacro que es como "los cimientos" del raquis.
Si el hueso sacro no se acompasa convenientemente con el otro hueso de la pelvis, el ilíaco de cada lado, en cada zancada sucede que se bloquea la articulación sacroilíaca. Esta articulación tiene un recorrido articular muy corto pero suficiente para producir un "encaje" o pinzamiento del hueso sacro y ello tensa en exceso el músculo que nace de cada uno de sus laterales y se dirige a la cadera, que no es otro que el músculo piramidal.
Insuficiencias biomecánicas: Las ineficacias biomecánicas principales que contribuyen al síndrome del piramidal son defectos mecánicos del pie y del cuerpo, alteraciones de la marcha y malos hábitos de la postura o el sentarse. Otras causas pueden incluir problemas espinales como discos herniados y estenosis espinal. Otras causas biomecánicas incluyen:
  • Malos mecanismos de correr o caminar;
  • Contractura, rigidez muscular en la parte baja de la espalda, las caderas y las nalgas;
  • Correr o caminar con las puntas de los dedos.
Traumatismos:En algunos casos, el músculo puede ser dañado debido a una caída sobre la nalga. La hemorragia en y alrededor del músculo del piriforme forma un hematoma. El músculo piriforme se hincha y comprime el nervio ciático. El hematoma se disuelve rápido, pero el músculo entra espasmo.
El nervio ciático permanece irritado y continúa siendo un problema. Eventualmente el músculo se cura, pero algunas de las fibras del músculo piriforme son substituidas por tejido cicatricial. El tejido de la cicatriz no es tan flexible y elástico como tejido normal del músculo.
El músculo piriforme puede estar tenso y aplicar la presión constante contra el nervio ciático.
Traumatismo sobre el músculo piramidalHematoma
Otras causas
  • Anomalías del músculo con hipertrofia.
  • Anomalías anatómicas del nervio.
  • Pseudoaneurismas de la arteria glútea inferior, adyacente al piriforme.
  • La parálisis cerebral.
  • Artroplastia total de cadera.
  • Miositis osificante.
El síndrome del piriforme sigue siendo un tema controvertido, ya que en la mayoría de los casos el diagnóstico es clínico, y no existen pruebas de confirmación y de apoyo a los hallazgos clínicos.
Papadopoulos propuso las siguientes clasificaciones para el síndrome del piriforme.
  • Síndrome piriforme primario – Esta denominación se aplica cuando el síndrome es debido a patología intrínseca del músculo, como el dolor miofascial, las variaciones anatómicas, y la miositis osificante.
  • Síndrome piriforme secundaria (síndrome de la salida pélvica) - Esta clasificación podría abarcar todas las otras etiologías del síndrome piriforme, con la exclusión de patología lumbar.
Síntomas
El síndrome piriforme a menudo no se reconoce como una causa de dolor lumbar bajo y se le relaciona más como ciática. Este síndrome clínico se debe a una compresión del nervio ciático por el músculo piriforme, que es idéntico en la presentación clínica de dolor lumbar asociado con radiculopatía L5, S1 debido a patología discal y / o artropatía facetaria de las últimas lumbares con estrechamiento foraminal. No con poca frecuencia, los pacientes demuestran, ambas entidades clínicas de manera simultánea. Este dilema diagnóstico pone de relieve la necesidad de que los pacientes con dolor lumbar y dolor radicular asociado deban someterse a una completa historia y un examen físico, incluyendo un tacto rectal.

Muchos de los casos refractarios de las bursitis trocantéreas se ha observado que tienen un síndrome piriforme subyacente oculto, debido a la inserción del músculo piriforme en el trocánter mayor de la cadera. Si un paciente con bursitis trocantérea y el síndrome del piriforme son tratados inadecuadamente, ambas lesiones seguirán siendo resistentes a tratamiento médico.
El dolor es el síntoma más común y más obvio asociado a síndrome del piramidal. Lo más frecuente es que se trate de un dolor profundo en la región de la cadera y de las nalgas, pero en ocasiones se puede irradiar hacia la parte posterior del muslo hasta la rodilla, incluso aunque menos frecuente también hasta la pierna y el pie, confundiéndose con una hernia discal lumbar. Los trastornos sensitivos y motores son raros. Puede haber sensación de hormigueo y entumecimiento en la pierna. El sentarse puede resultar dificultoso. Generalmente, a la gente con síndrome del piriforme no le apetece sentarse. Cuando se sientan tienden a hacerlo con la nalga contralateral y con la nalga enferma inclinada hacia arriba. El dolor también se agrava al ponerse en cuclillas.
La debilidad, la rigidez y una restricción general del movimiento son también frecuentes en este síndrome.
La pierna afectada a menudo se rota externamente (los dedos del pie hacia afuera) cuando están relajados, por ejemplo cuando se tumban en la cama lo hacen boca abajo y con sus pies fuera del extremo del colchón.
La pierna derecha se afecta a menudo después de conducir una distancia si el pie ha estado en rotación externa mientras que presiona el pedal del gas.
Algunos informes sugieren a hembra de 6:1 al predominio masculino.
En muchos casos la afectación es bilateral.
Exploración física
Es muy desesperante que te digan que no aparece nada en tu columna ni en tu cadera cuando estas pasando algo parecido a una lumbalgia o a una ciática. Las pruebas radiográficas no revelan nada raro. Los estudios de conducción nerviosa del ciático no están especialmente comprometidos. Pero, a la palpación, se encuentra invariablemente una gran contractura que recorre de dentro a afuera y en oblicuo la nalga de un lado y hay un trigger point o "punto gatillo" desencadenante de los síntomas ya indicados, en el centro del glúteo, justo donde está comprimido momentáneamente el nervio ciático. Es por ello que el médico deportivo o el clínico que haga el reconocimiento tiene que estar bien entrenado manualmente si quiere confirmarlo. Cuando se realiza el test de los rotadores externos de cadera estos están muy limitados, justo al contrario que los rotadores internos (sus antagonistas) que dan un recorrido excesivo sin molestia ninguna. Cuando se hacen las pruebas musculotendinosas resistidas so negativas lo cual descarta que se trate de algún tipo de tendinitis. Igualmente se descartarán las bursitis de cadera por palpación y por que estas se localizan justo en la cadera y no en el centro de la nalga o en el muslo posterior. Si se observa, por simple inspección, los pies del paciente cuando está tumbado boca arriba suele tener el pie del lado afectado más rotado hacia fuera como corresponde a un hipertono de un músculo rotador externo de la cadera como es el piramidal.
Estudios de imagen
  • La exploración radiográfica de la columna lumbar es obligatorio para excluir una patología discal asociada y / o una artrosis.
  • Hay informes en la literatura que avalan el uso de la resonancia magnética ya que han observado cambios en el músculo piriforme. Sin embargo estas pruebas no son ni prácticas ni fiables para el diagnóstico del síndrome del piriforme. La historia clínica y la exploración física proporcionan la mayor y más específico rendimiento diagnóstico para la enfermedad.
  • La resonancia magnética neurografica es una nueva y sensible técnica de imagen que aumenta los nervios claramente por la supresión de la señal de los tejidos blandos adyacentes, incluida la materia grasa, hueso y músculo. El nervio contiene un mínimo de materia grasa, y su señal no es suprimida. Según Filler y cols., la resonancia magnética neurográfica ha demostrado que en el síndrome del piriforme hay una asimetría del nervio ciático con hiperintensidad nervio en la escotadura ciática con el 93% de especificidad. Los investigadores también encontraron que la técnica tuvo una sensibilidad del 64% con respecto a distinguir los pacientes con síndrome del piriforme de personas que, a pesar de tener síntomas similares, no tienen la enfermedad (p <0,01).
  • El diagnóstico ecográfico con imágenes del músculo piriforme para la evaluación de la morfología del músculo ha demostrado una correlación significativa de la anomalía en la morfología muscular del piriforme, especialmente en pacientes con dolor lumbosacro y/o nalga y el dolor al subir escaleras, refiriendo el dolor se en la parte posterior del muslo en el lado sintomático, y la reproducción del dolor con la punción del músculo piriforme.
  • La electromiografía en este síndrome es normal
Tratamiento
Terapia Física
Debido a que no hay ningún método definitivo para diagnosticar con precisión el síndrome del piriforme, los regímenes de tratamiento son controvertidos y no han sido objeto de ensayos clínicos randomizados. A pesar de ello, existen numerosas estrategias de tratamiento para los pacientes con este problema.
El déficit biomecánico funcional asociado con el síndrome del piriforme puede incluir los siguientes:
  • Tensión del músculo Piriforme.
  • Tensión aumentada de los rotadores externos y adductores de cadera.
  • Debilidad de los adductores de la cadera.
  • Disfunción de la columna lumbar baja.
  • Hipomovilidad de la articulación sacroilíaca.
Las adaptaciones funcionales a estos déficit son las siguientes:
  • Deambulación con el muslo en rotación externa.
  • Acortamiento funcional de la longitud de la extremidad.
  • Reducción de la longitud del paso.
Una vez hecho el diagnóstico, se deben corregir estos factores biomecánicos subyacentes.
Hay que usar ultrasonidos y otras modalidades de calor antes de las sesiones de terapia física, así como los masajes, ya que ayudan a remover tejido cicatricial y acelera el proceso de curación de los músculos y tendones. Antes de estirar el piriforme, se debe movilizar la cápsula articular de la cadera anterior y posteriormente para permitir un estiramiento más eficaz. Las terapias para los tejidos blandos para el músculo piriforme pueden ser provechosas, incluyendo el deslizamiento longitudinal con la rotación interna pasiva de la cadera, así como el deslizamiento transversal y la liberación longitudinal sostenida con el paciente acostado sobre su lado. La localización de la disfunción de la articulación sacroilíaca y de espalda baja también es importante.
Se proporcionará un programa de ejercicios de estiramiento para que el paciente los haga en su casa. Estos estiramientos son un componente esencial del programa de tratamiento. Durante la fase aguda del tratamiento, se harán estiramiento cada 2-3 horas (mientras esté despierto) es un elemento clave para el éxito del tratamiento no quirúrgico. El estiramiento prolongado del músculo piriforme r se logra, ya sea en una posición supina o una posición ortostática con la cadera implicada flexionada pasivamente aducida / rotada internamente.
Medicamentos
Junto a la terapia física se puede añadir analgésicos, antiinflamatorios y relajantes musculares.
Infiltraciones
Si aún persiste la sintomatología puede iniciarse el tratamiento con infiltraciones.
La inyección de un anestésico local como la lidocaina puede hacer desaparecer el dolor y sirve con test para confirmar que el problema está localizado en el músculo piriforme.
La infiltración con cortisona, mezclada con la medicación anestésica también se ha usado para el tratamiento de este síndrome.
Otra técnica es la inyección de toxina botulínica en el músculo piramidal contracturado (Botox®). La toxina hace que el músculo se relaje, y deje de ejercer presión sobre del nervio ciático. El efecto de la inyección de Botox® no es permanente; solo dura generalmente algunos meses. Mientras tanto, sin embargo, se espera que un programa de estiramientos pueda solucionar el problema.
Para que la infiltración sea eficaz, se debe localizar el músculo piriforme manualmente si es preciso ayudado por un tacto recta. El músculo piriforme se inyecta usando una aguja espinal de 3.5 pulgadas (8.9 cm). Se debe tener cuidado para evitar la inyección directa del nervio ciático. La ayuda de fluoroscopia o ultrasonidos puede mejorar significativamente la eficacia de la inyección del músculo piriforme, ya que este músculo profundo no puede ser directamente visualizado de otro modo.
Cirugía
La cirugía se puede considerar pero generalmente solo como último recurso. Básicamente hay dos procedimientos.
El primer es la tenotomía del tendón cerca de la inserción del trocánter mayor (descrito por Mizuguchi).
El segundo procedimiento consiste en cortar el músculo en su vientre muscular.
Estos procedimientos quirúrgicos se han descrito como eficaces, y no causan ninguna discapacidad postoperatoria añadida.
Cirugía del Piramidal
Prevención
La prevención es la clave. Cuanto más énfasis se ponga en este apartado mejor resultados se. Hay un gran número de técnicas preventivas que ayudarán a prevenir síndrome del piramidal, incluyendo modificación en el equipo de trabajo y/o en las posiciones que se sientan, tomando reposos prologados al igual que aprender nuevas rutinas para las actividades repetidoras. Sin embargo, hay cuatro medidas preventivas que son muy importantes a largo plazo.
En primer lugar, un calentamiento cuidadoso y correcto ayudará a preparar los músculos y los tendones para cualquier actividad que se vaya a hacer. Sin un calentamiento adecuado los músculos y los tendones estarán contracturados y rígidos. Habrá un flujo limitado de la sangre al área de la cadera, que dará lugar a una carencia de oxígeno y de nutrientes para los músculos. Esto es una factor básico para una lesión del músculo o del tendón.
Antes de cualquier actividad se debe calentar a fondo todos los músculos y tendones que sean utilizados durante este deporte o actividad.
En segundo lugar, la relajación y la recuperación son extremadamente importantes; especialmente para los atletas o los individuos que hagan una actividad física vigorosa. Hay que dejar que los músculos se relajen y se recuperarse después de una actividad física pesada.
En tercer lugar, El fortalecimiento y el á condicionamiento de los músculos de las caderas, glúteos y parte baja de la espalda y también ayudarán a prevenir el síndrome del piramidal.
Y en cuarto lugar, (y más importante) los músculos y los tendones flexibles son extremadamente importantes en la prevención de la mayoría de las distensiones o esguinces. Cuando los músculos y los tendones son flexibles y elásticos, pueden moverse y realizarse sin ser sufrir distensiones o sobre estiramientos. Sin embargo, si los músculos y tendones están tensos y duros, es absolutamente fácil que sean empujados más allá de su gama del movimiento natural. Cuando sucede esto, se provocan los esguinces y las distensiones.
Para mantener los músculos y tendones flexibles y elásticos, es importante emprender una rutina de estiramientos estructurada. Se ha incluido estiramientos eficaces del piramidal y de los glúteos.
Estiramiento piramidal
Sentarse con una pierna extendida hacia fuera y al frente. Sostener el tobillo de la otra pierna y tirar de él directamente hacia el pecho.
Hacer lo mismo con la otra pierna.
Estiramiento piramidal
En el suelo, con la cara mirando abajo, doblar una pierna debajo del estómago, después inclinarse hacia el suelo.
Hacer lo mismo con la otra pierna.
En el suelo, con la pierna afecta cruzada sobre la otra, hacer rotaciones del cuero en sentido contrario.
Este ejercicio y el anterior están dirigidos principalmente para estirar el glúteo
Estiramientos Piramidal
Acostado boca arriba, cruzar la pierna afectada sobre la rodilla contralateral y estirar desde el muslo de la pierna sana hasta el tronco.
Estiramientos piramidal
Tumbado boca arriba con las piernas estiradas completamente. Tirar la pierna afectada hacia arriba hacia el pecho, sosteniendo la rodilla con la mano en el mismo lado del cuerpo y agarrando el tobillo con la otra mano. Intentando forzar con el tobillo, tirar de la rodilla hacia el tobillo opuesto hasta notar que el estiramiento ha llegado a un tope. No forzar el tobillo o la rodilla más allá del estiramiento. Llevar a cabo el estiramiento durante 30 segundos, después volver lentamente a la posición de salida. La meta es hacer una tanda de tres estiramientos.
Estiramientos piramidal
Tumbado en el suelo con las piernas estiradas. Levantar la pierna afectada y poner el pie en el suelo por fuera de la rodilla opuesta. Tirar de la rodilla de la pierna doblada directamente a través de la línea media del cuerpo con la mano opuesta o una toalla si hace falta, hasta que se note el estiramiento. No forzar la rodilla más allá del estiramiento lo permita. Llevar a cabo el estiramiento durante 30 segundos, después volver lentamente a la posición de salida. La meta es hacer una tanda de tres estiramientos.
Estiramientos piramidal
Tumbado en el suelo con la perna afectada cruzada con la otra pierna y las rodillas de ambas piernas dobladas. Tirar suavemente de la rodilla más baja hacia arriba hacia el hombro del mismo lado del cuerpo hasta que se note el estiramiento. Llevar a cabo el estiramiento durante 30 segundos, después volver lentamente a la posición de salida. La meta es hacer una tanda de tres estiramientos.
Estiramientos piramidal
Estiramiento de los glúteos para el músculo piriforme:
Comenzar a cuatro patas. Poner el pie afectado por debajo y a través del tronco del cuerpo de modo que la rodilla afectada esté fuera del tronco. Mantener extendida la pierna no-afectada recta y mantener la pelvis recta. Manteniendo la pierna afectada en su sitio, deslizar la cadera hacia atrás inclinando hacia adelante los antebrazos hasta que se nota el estiramiento profundo. No forzar el cuerpo hacia el suelo. Llevar a cabo el estiramiento durante 30 segundos, después volver lentamente a la posición de salida. La meta es hacer una tanda de tres estiramientos.

sábado, 10 de marzo de 2012

El entrenamiento físico en patologías




Introdução
Entre la población de entre 25 y 64 años aparecen entre un 70-80% de lumbalgias (Bortoluzzi, 1994). De ese grupo el 90% termina con una lumbalgia crónica.
Entre los 12 y 16 años, el 16% presenta molestias de espalda y de este porcentaje, el 11% se convertirá en crónico (Mendoza, 1988).
Intentaremos mediante un análisis de ejercicios y propuestas de trabajo confeccionar un programa de ejercicios, en el cual cada elemento cumpla los criterios de seguridad, que determinan una actividad física saludable.
Con este artículo ofrecemos una visión sobre distintos aspectos de gran importancia en el trabajo con personas con problemas de espalda. De esta manera, comenzamos con un análisis de de distintos aspectos anatómicos, para continuar con un análisis de diferentes patologías de la espalda y, terminar con una propuesta de trabajo segura y eficaz, para personas con lumbalgias.

La columna vertebral
La columna vertebral protege la médula espinal, soporta el peso del cuerpo y proporciona un eje para el cuerpo y un pivote para la cabeza. Por consiguiente posee un importante papel en la postura, en el soporte del peso corporal y en la locomoción (Moore y Agur, 2001).
La columna consta de 33 vértebras dispuestas en cinco regiones, aunque sólo 24 de ellas son móviles en los adultos: 7 cervicales, 12 torácicas y 5 lumbares. Después, en los adultos encontraríamos las 5 vértebras sacras y las 4 coccígeas. Los cuerpos vertebrales se agrandan gradualmente hacia el extremo inferior de la columna y luego se hacen progresivamente más pequeñas. Estas diferencias se relacionan con el hecho de que las regiones lumbar y sacra son las que soportan más peso (Moore y Agur, 2001). Esas 24 vértebras móviles se articulan mediante las articulaciones intervertebrales.
Entre las vértebras lumbares, dorsales y cervicales existe un amortiguador denominado "disco intervertebral". Este disco está compuesto por un núcleo pulposo , envuelto por un anillo fibroso, que lo mantiene en su lugar. Ese anillo es más grueso en la porción anterior del disco, por lo que la mayoría de las veces en las que el anillo se rompe, loase por la zona posterior, causando hernias discales (Fernández-Río y cols., 2004).
En los adultos hay cuatro curvaturas en la columna vertebral. La curvatura torácica y sacra son cóncavas anteriormente, mientras que las curvaturas cervical y lumbar son cóncavas posteriormente. En algunas personas estas curvaturas son anormales: cifosis, lordosis o escoliosis (Moore y Agur, 2001).

Patologías de la columna
1. Alteraciones en el plano frontal
Dentro de este bloque destacamos las siguientes patologías:
  • Actitud escoliótica: desviación lateral de la columna que no se acompaña de rotación. Esta actitud escoliótica no presenta contraindicación para la práctica de actividad física.
  • Escoliosis: desviación lateral (de más de 10º) de la columna, acompañada de rotación. La debilidad asimétrica de los músculos intrínsecos del dorso o una diferencia en la longitud de los miembros inferiores son algunas de las causas de la escolosis (Moore y Agur, 2001).

Florez y cols. (1992) no encuentran evidencia científica para pensar que ningún tipo de actividad, asimétrica o no, aumente el riesgo de aparición o progresión de una escoliosis. Tampoco hay datos que apoyen que algunos deportes como la natación mejoren o prevengan la deformidad. Un estudio de Pastor (2000) realizado sobre nadadores de competición demostró que la natación no mejora la disposición sagital del raquis, encontrando hipercifosis dorsales, hiperlordosis lumbar y cervical, y acuñamientos vertebrales.
2. Alteraciones en la plano sagital
Dentro de las distintas patologías que pueden surgir en este apartado destacamos las siguientes:
  • Hipercifosis dorsal: se caracteriza por un aumento anormal de la curvatura torácica (Moore y Agur, 2001)..
  • Hiperlordosis lumbar: en su estado normal la columna lumbar presenta una lordosis fisiológica, con un valor de 30º extraído de una exploración radiográfica a través del ángulo lumbosacral.

La articulación lumbosacra es la que soporta mayor peso y mayor fuerza cizallante, esto determina que la mayor cantidad de patologías lumbares se generen a nivel de L5-S1 y L4-L5 (Paulos, 1994).
Un mal equilibrio muscular o posturas de trabajo no fisiológicas, pueden provocar que la columna lumbar desarrolle una hiperlordosis. A menudo está relacionada con la debilidad de la musculatura del tronco, especialmente de la pared anterolateral del abdomen (Moore y Agur, 2001) Esto a su vez puede favorecer la aparición de procesos degenerativos en esa región de la columna. Esta hiperlordosis se manifiesta en la región pelviana, por la debilidad de los músculos glúteos y el exceso de actividad de la función flexora de la cadera (Ahonen y cols., 2001).
3. Lumbalgias
Definición: Dolor en región lumbar, situado entre la última costilla y los glúteos, sin que exista irradiación más allá de la rodilla. El Dr Jaime Paulos Arenas, la denomina "síndrome de dolor lumbar" por sus múltiples causas. Cuando se acompaña de dolor irradiado al nervio ciático hablamos de lumbociática o síndrome lumbociático (Paulos, 1994).

Clasificación: mecánicas y no mecánicas.
Las lumbalgias mecánicas se pueden presentar a través de diferentes formas clínicas:
  • Sobrecargas funcionales
  • Contusiones
  • Distensiones musculares y ligamentosas
  • Rotura Fibrilar
  • Bloqueo vertebral
  • Espondilolisis
  • Espondilolistesis
  • Síndrome Facetario
  • Hernias Discales

Jaime Paulos (1994) clasifica el dolor lumbar como intrínseco a la columna lumbar (el que se origina en estas estructuras) o "extrínseco", que se originan en estructuras fuera de la columna (enfermedad ginecológica, renal o cuadros psicosomáticos).
Estas patologías presentan unas características que determinan el protocolo de recuperación. Así por ejemplo, ante una espondilolisis abría que evitar la anteversión en los ejercicios de percepción pélvica; o en las hernias, abría que evitar la flexión de tronco con fuerzas compresivas moderadas.
4. Problemas cervicales
Provocado por una contractura de los músculos trapecio y elevador de la escápula.

Grupos musculares posturales
La flexibilidad de la columna vertebral es considerado uno de los factores destacados en el ámbito de la salud (Alfano, 1993, en Tercedor, 1995). Además, debemos resaltar un trabajo de flexibilidad en todos aquellos grupos musculares que intervienen en el mantenimiento de la postura (Tercedor, 1995).
  1. Posturales: mantienen la postura con una actividad constante durante todo el día, por ejemplo, isquiosurales, psoas iliaco, elevador de la escápula, porciones del trapecio, etc. Estos músculos se han de estirar.
  2. Fásicos: activados en situaciones dinámicas, por ejemplo, el triceps braquial, el deltoides, etc. Estos músculos habría que fortalecerlos.


Grupos musculares en la pelvis


El Psoas Iliaco tiene tendencia al acortamiento, provocando hiperlordosis y lumbalgias. La hiperextensión lumbar aumenta la presión intradiscal. Este músculo se le atribuye la función de ser el músculo flexor de la cadera más potente. Esta potencia está provocada por que esta musculatura es la responsable de muchos de los movimientos que realizamos en la vida diaria (subir, escaleras, andar, etc.). De esta manera, este músculo no necesitaría un entrenamiento sistemático pues su hipertonicidad crea graves consecuencias para la columna vertebral (Martin, 1996, en Miñarro, 2000). Por lo tanto, no debe recomendarse la intervención de los músculos flexores de la cadera en los ejercicios de fortalecimiento abdominal.
En un estudio de Ferrer (1998), se valoró la repercusión de la cortedad de la musculatura isquiosural sobre la columna vertebral. En este estudio aparecieron acuñamientos, inversión de espacios discales (pueden dar lugar a hernia de disco) y rectificación lumbar.

Musculatura abdominal y paravertebral


La musculatura abdominal tiene como funciones destacadas la de estabilizar el caquis dorso-lumbar (descarga presiones) y corregir la anteversión pélvica. Además la contracción de la musculatura abdominal provoca un aumento de la presión intra-abdominal, que interviene como mecanismo de protección del raquis.
Esta musculatura y la de la espalda ha sido muy estudiada y se conoce cómo trabajarla correctamente y cuáles son los ejercicios más adecuados. A continuación veremos como trabarla de forma correcta, bajo criterios saludables.

Programa de higiene postural
Los aspectos que vamos a trabajar de forma general dentro de un programa de prevención o rehabilitación de personas con problemas de espalda sería el siguiente:
  1. Concienciación de partes del cuerpo: pélvica y cintura escapular.
  2. acondicionamiento (fortalecimiento): por ejemplo: paravertebrales y abdominales en la hiperlordosis o de dorsal ancho, paravertebrales, trapecio, romboides, deltoides y serrato, para la cifosis.
  3. Estiramiento: por ejemplo: pectoral e isquiosurales ante cifosis o psoas iliaco ante una hiperlordosis.

De forma más concreta, para las lumbalgias el programa de ejercicios de prevención o recuperación constaría de los siguientes apartados:
a. Toma de conciencia y percepción pélvica: con este tipo de ejercicios, pretendemos que el paciente perciba y sea consciente de los movimientos de su espalda, para de esta manera, trasladarlos a acciones de la vida cotidiana.


Fig. 1. Movimientos de anteversión y retroversión con pelotas de distinto tamaño.
b. Estabilización lumbar y propiocepción: con este ejercicio pretendemos crear una situación de inestabilidad mediantes balones gigantes, con el objetivo de crear un equilibrio muscular adecuado entre la musculatura abdominal y lumbar.


Fig. 2. Ejercicio de estabilización sobre pelota de propiocepción.
c. Flexibilidad: principalmente de la musculatura isquiosural, posas iliaco y columna. Para realizar adecuadamente los estiramientos es muy importante la disposición de la pelvis y la correcta alienación de la columna (Sullivan y cols., 1992).


Fig. 3. Estiramientos del psoas iliaco y de la musculatura isquiosural.



Fig. 4. Estiramientos de la columna vertebral (rastreos).

d. Potenciación: musculatura abdominal y paravertebral: este tipo de ejercicio estimula los músculos del abdomen, así como el cuadrado lumbar, que se activa sobre todo para dar estabilidad al raquis. Este es un ejercicio efectivo por su capacidad para activar la musculatura oblicua y cuadrado lumbar. Genera una actividad mioeléctrica muy baja en el psoas y resto de los flexores de la cadera produciendo una mínima compresión lumbar.


Fig. 5. Potenciación de la musculatura oblicua y transversa.



Fig. 6. Potenciación del recto anterior del abdomen.



Fig. 7. Potenciación del recto anterior del abdomen y de la musculatura paravertebral.


Conclusiones
Todas las regiones de la columna vertebral (cervical, dorsal, lumbar) son zonas que acumulan excesiva tensión a lo largo del día por lo que hay que evitar sobrecargarla aun más con la actividad física, por medio de ejercicio desaconsejados ya estén destinados al fortalecimiento o estiramiento
El objetivo de este artículo es exponer una propuesta de trabajo que cumplan todos los criterios de seguridad y efectividad eligiendo minuciosamente todos los ejercicios, basándonos en la literatura más actual y revisada
Hacer especial hincapié en el mundo de los gimnasios donde suele asistir un gran publico con patologías de la columna vertebral esperando encontrar una solución al problema, pero rara es la vez que esa esperanza se convierte en realidad, por falta de desconocimiento y un sin fin de ejercicios equivocados.
Bibliografía
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EJERCICIOS DE PROPIOCEPCIÓN PARA LA MEJORA DE LA ESTABILIDAD DE LA RODILLA.

AUTOR: FRANCISCO TARANTINO RUIZ
FORMACIÓN ACADÉMICA

  • Licenciado en Educación Física (Universidad de Granada)
  • Postgrado en Educación Física y Salud (Universidad de Granada)
  • Diplomado en Fisioterapia (Universidad Alfonso X El Sabio, Madrid)

OCUPACIÓN LABORAL ACTUAL

  • Fisioterapeuta
  • Coordinador de entrenamiento personal de Mega Sport Centre (Palma de Mallorca)
  • Entrenador personal en Mega Sport Centre
  • Coordinador Nacional AFFE-FISAF (área salud)
  • Presenter nacional en convenciones de fitness. Última ponencia: CIAAF (Zaragoza 2004)

EJERCICIOS DE PROPIOCEPCIÓN PARA LA MEJORA DE LA ESTABILIDAD DE LA RODILLA.

Ya hemos visto la influencia de los propioceptores las diferentes capacidades condicionales, de forma que el entrenamiento del sistema propioceptivo puede inducir mejoras en éstas de cara a aspectos como:

  • Recuperación del sistema propioceptivo tras lesiones que disminuyen la efectividad de este sistema y hacen que tengamos más posibilidades de volver a sufrir una lesión
  • Prevención de lesiones: incluso sin haber sufrido un accidente anterior, el entrenamiento somato-sensorial puede ayudarnos a evitar posibles lesiones propias de la práctica deportiva, sobre todo en deportes que conllevan acciones de mayor dificultad o de gran exigencia competitiva.
  • Mejora del rendimiento en deportes de alto nivel. La mejora de las percepciones nos permitirá alcanzar un rendimiento óptimo.

A continuación, se describirán una serie de ejercicios para la mejora de la estabilidad de la rodilla en base a la potenciación de los mecanismos sensorio-motores vinculados a la propiocepción. Muchos de los ejercicios propuestos, al ser de carácter global, influirán positivamente en la mejora de la estabilidad de todas las articulaciones de la extremidad inferior, a pesar de que nos centremos en la articulación de la rodilla.

En los ejercicios, se plantean algunos métodos específicos de progresión. No obstante, a nivel general, podemos evolucionar en la dificultad de los ejercicios a través de diferentes pautas, como son:

  • Demandar una mayor tensión de la musculatura a través de la utilización de elementos como tobilleras lastradas, elásticos (therabands) de diferentes resistencias, mancuernas, barras con peso.
  • Disminuir la base de apoyo: pasar de apoyo bipodal a unipodal, apoyarnos solamente sobre una parte del pie (talón, punta, externa e interna).
  • Utilizar superficies de apoyo irregulares: pie sobre pelota o balón de espuma, colchonetas de diferentes grosores, tableros y platos basculantes, cojines de aire, ...
  • Restringir la información que llega a través de otros sistemas para centrarnos en los propioceptores. Por ejemplo, podemos comenzar los ejercicios delante de un espejo para ayudarnos del sistema visual, después pasamos a realizar los ejercicios sin mirar al espejo y, por último, cerramos los ojos para restringir las aferencias del sistema visual.

Debemos tener claro que antes de evolucionar hacia ejercicios complejos, debemos controlar bien los más sencillos.

EJERCICIOS:


  1. Tumbado, con un rodillo o colchoneta enrollada bajo el hueco poplíteo, mantenemos una postura relajada y presionamos con fuerza hacia abajo provocando la extensión de la rodilla con una contracción isométrica de la musculatura del cuádriceps, aguantamos la tensión unos 6 segundos y después dejamos de hacer tensión durante otros 6 segundos. Repetir el proceso 10 veces y cambiar de pierna.


  1. En la misma posición, volveremos a crear tensión, esta vez llevando la pierna hacia arriba y aguantando ahí 6 segundos en contracción isométrica, relajamos 6 segundos y volvemos a repetir el proceso anterior. Para dificultar el ejercicio podemos usar tobilleras lastradas.


  1. Tumbado, con una postura relajada, elevamos la cadera manteniendo la rodilla en extensión hasta 30 a 45º. Ahí mantenemos la posición 6 segundos y después volvemos a la posición inicial sin dejar de tener la rodilla en extensión. Esto provoca una contracción isométrica del cuadriceps. Repetir el proceso 10 veces y cambiar de pierna. (Podemos usar tobilleras lastradas).


  1. Desde la misma posición del ejercicio 3, elevamos la cadera manteniendo la rodilla extendida y a la vez que flexionamos la cadera nos alejamos de la línea media del cuerpo, incidiendo así también en los separadores de la cadera. (Podemos usar tobilleras lastradas).


  1. Igual que el ejercicio anterior pero en la elevación de cadera llevaremos la extremidad acercándonos a la línea media del cuerpo, provocando una contracción asociada de los aductores de la cadera.(Podemos usar tobilleras lastradas).


  1. Tumbado boca abajo, en posición relajada, colocamos una resistencia elástica a la altura del tobillo y, desde esta posición, realizamos flexión resistida de rodilla. La disposición del elástico resistirá el movimiento de flexión y asistirá la vuelta a la posición inicial. Debemos realizar la flexión de forma dinámica, aguantar en la posición más alta 2 segundos y volver después a la posición inicial de forma lenta. Repetimos el proceso 10 veces y cambiamos de pierna. Cuanto más tensemos el elástico, mayor tensión tendremos que hacer en la flexión y más cuidado tendremos en la vuelta a la posición inicial para evitar tirones bruscos.


  1. Tumbado en el suelo, en postura relajada, sujetamos un elástico con las manos y lo hacemos pasar por la planta del pie. Comenzamos con la extremidad inferior a trabajar en flexión de cadera y rodilla (no superar 90º de flexión de rodilla). Desde esta posición realizamos una extensión completa de la extremidad, tras lo cuál volvemos lentamente a la posición inicial. Repetir 10 veces con cada pierna.


  1. Sentado sobre un fit-ball con los pies apoyados en el suelo, un compañero nos provoca pequeños desequilibrios en varias direcciones y debemos mantener la postura sin despegar los pies del suelo. Realizar el ejercicio durante 1 minuto, descansar y volver a repetirlo. Para aumentar la dificultad, podemos realizar lo mismo pero con apoyo de una sola pierna.


  1. Realizar el mismo ejercicio anterior sobre apoyo unipodal. Un compañero se sitúa delante de nosotros y nos lanza un balón variando la dirección (arriba, abajo y a los lados). Para aumentar aún más la dificultad de este ejercicio aumentaremos la velocidad de los lanzamientos, podemos lanzar una pelota (disminuir el tamaño del objeto) o hacer lanzamientos más alejados de la línea media del cuerpo.


  1. De pie, espalda apoyada contra la pared (podemos colocar un fit-ball a la altura de las lumbares), el apoyo de los pies adelantado unos cm respecto al eje longitudinal del cuerpo, llevaremos las rodillas a flexión de 135º y ahí mantenemos la posición durante 1 minuto, volvemos lentamente a la posición inicial, descansamos unos segundos y repetimos el proceso, pero esta vez flexionamos las rodillas hasta 90º, de forma que vamos a ir alternando varias angulaciones de trabajo. Para añadir dificultad a este ejercicio podemos realizarlo sobre apoyo de una sola pierna, en cuyo caso no superaremos angulaciones de 135º, al menos los primeros días.


  1. En la misma posición del ejercicio 9, realizamos medias squats hasta 135º sin quedarnos parados en la posición baja. El descenso lo realizamos lento y la subida de forma dinámica. Realizar series de 10 a 15 repeticiones. Cuando controlemos el ejercicio, podemos progresar hasta 90º de flexión de rodillas, después a apoyo unipodal 135º de flexión y después a apoyo unipodal a 90º.


  1. Igual que el ejercicio 10, pero esta vez un compañero situado delante nuestro nos lanza un balón que debemos coger con nuestras manos y devolverlo. Progresar con lanzamientos más rápidos, más alejados de la línea media del cuerpo, lanzar objetos más pequeños.

  1. En apoyo unipodal sobre el suelo, con la rodilla ligeramente flexionada, manos sobre las caderas, mantener el equilibrio durante un minuto y después aumentar la dificultad del ejercicio:


o Usar bases de apoyo inestables o limitadas: pelota de espuma bajo el talón, cojín de aire, tablero basculante, plato basculante, sobre la punta del pie, ...


o Provocar desequilibrios moviendo la extremidad que no apoya: flexión cadera adelante, extenderla atrás, alejarla de la línea media del cuerpo (movimiento de abducción), pisar un balón por encima y llevarlo en diferentes direcciones, ...


o Añadir una dificultad más a todas las anteriores: restringimos las aferencias visuales cerrando los ojos.


o Provocar desequilibrios con el lanzamiento de objetos por parte de un compañero: diferentes alturas, velocidades. También podemos lanzar nosotros mismos la pelota contra una pared y recogerla.


o Hacer combinaciones entre las diferentes posibilidades de aumento de la dificultad del ejercicio

.

En apoyo unipodal sobre el suelo y con las manos sobre las caderas, realizar flexo-extensiones de rodilla (sentadillas). Comenzamos con sentadillas parciales, a 135º y vamos progresando hasta llegar a 90º. Hacer series de 10 a 15 repeticiones.


Al igual que en el ejercicio anterior, introduciremos variables que nos permitan evolucionar en la dificultad del ejercicio (diferentes bases de apoyo, desequilibrios, disminuir aferencias visuales, ...). Si necesitamos una progresión más lenta, podemos comenzar este ejercicio con todas sus variantes realizando apoyo bipodal.


  1. Zancada o lunge frontal sin desplazamiento: con el cuerpo relajado y en posición erguida, una pierna adelantada con el pie apoyado por completo y la rodilla en flexión de 90º y la otra pierna atrasada apoyada sobre la punta de los pies, manos sobre las caderas. El peso cae sobre el pie delantero y la pierna de atrás nos sirve para equilibrarnos. Partiendo de la base de que esta es la posición final en una zancada o lunge frontal, vamos a dar ejercicios para la mejora propioceptiva que vayan en progresión de dificultad.
    1. Desde la posición descrita, realizar extensiones de la rodilla adelantada y volver a la posición inicial (sería parecido a una sentadilla sobre una sola pierna, solo que una pierna está por delante de la otra, en vez de paralelas)


    1. El mismo ejercicio, pero el pie atrasado colocado sobre un banco o step de 20-30cm de altura apoyada.


    1. El mismo ejercicio pero usaremos mancuernas o una barra para añadir sobrecarga. Iremos aumentando peso a medida que progresemos. Podemos realizar el ejercicio en una barra guiada (multipower)


o Realizar la progresión a, b, c, pero esta vez colocando la pierna adelantada sobre una superficie inestable: cojín de aire, tablero basculante, plato basculante

.

o Realizar la progresión a, b, c, pero con los ojos cerrados.


o Realizar la progresión a, b, c, pero con los ojos cerrados y el pie delantero sobre una superficie inestable.


  1. Zancada o lunge frontal con desplazamiento: desde la posición de pie, erguido, pies paralelos a la anchura de los hombros, con las manos sobre la cintura, tenemos que llegar a la posición final del lunge frontal (una pierna adelante y flexionada a 90º, sin que la pierna sobrepase la perpendicular con el suelo). Progresión:
    1. Realizar zancadas adelante y regresar a la posición inicial.
    2. Realizar este mismo ejercicio añadiendo el peso de mancuernas o barra.
    3. Igual pero tendremos que llegar a apoyar la pierna delantera sobre una base inestable.

- Las fases a y b se pueden realizar después con los ojos cerrados.

  1. Desde la posición final ya descrita de un lunge frontal, con la pierna delantera apoyada sobre un tablero o plato basculante, realizamos un impulso de esta pierna dejando caer el pie a un lado de la tabla, donde volvemos a flexionar la rodilla a 90º y con otro impulso vamos a la tabla inestable de muevo. Ahí, nos estabilizamos y nos impulsamos de nuevo para ir hacia el otro lado de la tabla y repetir el proceso. Este ejercicio es de una gran exigencia y lo haríamos a continuación de los descritos anteriormente, una vez que ya los dominemos.

  1. Para complicarlo aún más, aplicaríamos, en la medida de lo posible, todo lo descrito en los ejercicios 15 a 17 pero realizando lunge o zancadas laterales, en las que el desplazamiento de la pierna delantera se realiza en sentido antero-lateral, separando la pierna de la línea media del cuerpo.

  1. Step up o subidas a banco: empezamos con un pie apoyado sobre un banco de altura variable de forma que la pierna que da perpendicular al banco de apoyo y el peso del cuerpo recae sobre este pie. EL cuerpo está erguido y relajado y el otro pie está con la punta de los dedos apoyada en el suelo cerca del banco.


    Progresión (comenzar con alturas pequeñas e ir subiendo):
    1. Impulsarnos hacia arriba de forma dinámica hasta que tenemos las piernas a la misma altura (sin llegar a apoyar la pierna que estaba abajo), mantenemos un momento y volvemos abajo de forma lenta y controlada. Repetir 10 a 15 veces. Hay que tener cuidado de no inclinar el cuerpo hacia delante para que la pierna de apoyo no sobrepase la perpendicular con la base de apoyo.
    2. Lo mismo, pero la pierna que asciende seguirá un recorrido en el cual flexionaremos la cadera hasta que el muslo se encuentre perpendicular al suelo y la rodilla flexionada.
    3. Realizar los ejercicios anteriores imprimiendo un pequeño salto con la pierna de apoyo en la posición más alta.
    4. Igual que el ejercicio anterior pero con el impulso intercambiamos la pierna de apoyo, de forma que realizamos repeticiones con cada pierna de forma alternativa.
    5. Al progresar, podemos incorporar peso al ejercicio con mancuernas o una barra.
    6. Realizar las diferentes modalidades del ejercicio con los ojos cerrados

  1. En la posición de partida del ejercicio anterior, con un banco o step no muy alto (20-30cm), nos impulsamos hacia arriba y apoyamos ligeramente el pie de abajo, volvemos a bajar pero por delante del banco, nos impulsamos de nuevo arriba, volvemos a bajar pero hacia un lado. Vamos repitiendo esta secuencia. Tenemos que intentar hacer el ejercicio cada vez más rápido, pero siempre controlando las fases de descenso, sobre todo por delante, ya que la pierna de apoyo sobrepasará la perpendicular con el banco y es una postura más comprometida para la rodilla. Poco a poco eliminaremos el pequeño apoyo que realiza la pierna de abajo cuando está a la altura del banco, intentando llevar a cabo movimientos más fluidos.



BIBLIOGRAFÍA

LIBROS

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